lunes, 28 de octubre de 2013

DELHY TEJERO



“Jaulas de sueños”
 


          “Sueño….” escribía. Espacio onírico de una mujer activa, emprendedora, soñadora, viajera y libre pese a que sus inicios vitales escribían todo lo contario. Una vida marcada por una religión que la destrozó, viviendo entre curas y frailes su ámbito natural eran los escolapios, los mercedarios, luego estaban las visitas al cementerio todos los domingos, para rezar ante la tumba de su madre, un ambiente muy restringido y por una vida provinciana que la marcó a fuego. “Desde pequeñita he sido vieja. Recuerdo estar triste y atormentada porque era vieja”. “Si yo no hubiera nacido en Toro” se lamentaba en sus diarios.
          Sin embargo, su vida entra en una espiral neurótica cuando abandona Toro, su ciudad natal, con permiso paterno, para instalarse en Madrid. Transforma su nombre Adela por Delhy, igual que la capital de la India que tanto la fascina. En su “huída” asimila el nuevo concepto de mujer, independiente, sofisticada, símbolo de una nueva mentalidad y un recién estrenado concepto de liberación femenina, inteligente, misteriosa, cosmopolita, una mujer que deja de estar atada al hogar. París, Fez, Casablanca, Tánger, Florencia, Nápoles, Capri, Bruselas. No se detiene. Tiene el salvo conducto en la mano con una fecha,1937, año de la victoria, sin embargo era liberal y republicana y el franquismo la silenció, la ninguneó y ocultó, por el hecho de ser mujer, artista. Una Venus bolchevique modelada por la época que queda reflejada en sus ilustraciones. Imágenes estilizadas y esbeltas, de gestos cinematográficos, actitud ensoñadora y melancólica. Un universo íntimo enjaulado en un sueño y liberado en su obra pictórica, muralista… 

Portada del nº extraordinario de Navidad "Navidad en la Ciudad" en Crónica. 1934
 
 
          Atada por sus recuerdos y los avatares de la vida que le tocó vivir, su obra desarrollada en la vanguardia española, representa su espacio físico recorrido, sus creencias y sus credos, su secreta intimidad. Se formó inicialmente con artistas zamoranos, su primo Daniel Bedote y el pintor costumbrista Jesús Marquina Gallego. En la Escuela de Artes y Oficios de Madrid el artista y crítico Blanco Coris se convirtió en su primer profesor. Julio Romero de Torres, Manuel Benedito y José Moreno Carbonero, lo fueron en la entonces llamada Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado. Retrata repetidamente su pueblo natal que le suscitaba sentimientos contradictorios: tristeza y orfandad de su madre o bien alegría y complacencia del privilegio de tener una infancia en el medio rural,  los aspectos más sombríos de Madrid, hecho que podría interpretarse como un rasgo de modernidad. El intimista paisaje castellano y sus gentes. 

Mercado Zamorano. 1934
 

          Ilustraciones de un mundo infantil reflejado en sus brujas “buenas”…otra vez sueños y anhelos.
Las Brujas. 1932
 

          La guerra.

Madres de la Guerra. 1937.
 


          Mostró un gran interés por las nuevas corrientes pictóricas recorriendo un largo camino estilístico discurriendo desde el realismo hasta la abstracción geométrica, apoyada sobre elementos de Art Decó e influída por Kandinski y la poética constructivista, y la abstracción matérica, cultivada en España a partir de los grupos Dau al Set de Barcelona y El Paso, de Madrid, aunque no se sujetó a ningún movimiento reflejo de su rebeldía y constante evolución, de ser consciente de un mundo cambiante y sórdido a veces. Destruyó los tiempos retratados en lienzo al variar de estilo a modo de fuego purificador…”(…) Me parece que la gran libertad de un artista está en hacer en cada momento lo que sienta y lo que quiere. Y no vale la pena hacer el esfuerzo de recordar dónde se llega, para no moverse del sitio donde se está uno cuando está convencido de que se estuvo muchas veces en sitios que se dejaron.”



          Entabló amistad con Remedios Varó y Oscar Domínguez que la introdujo en el surrealismo. Participó en la exposición surrealista que organizó André Bretón en febrero de 1938 junto a Paul Klee, Man Ray, Redon, Miró, Blake…pero abandonó el movimiento cuando enamorada del pintor italiano Bianchi, éste la introdujo en la Escuela Teosófica, iniciando un nuevo camino pictórico dentro de la figuración interesándose por la pintura mural, el retrato y el paisaje.
 
Trinos-detalle- . 1967
 
          Julia Luzán la llamó “La pintora errante”. Artículo de “El Pais”. 20 de noviembre de 2005.
          Las maletas no se enfrían nunca para mí. Parece que en mi destino tengo siempre un equipaje a punto para escapar…”  escribía en su cuaderno





















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